El acto más egoísta del ser humano es criar a otro. O mas bien malcriarlo.
Desde la sola concepción del ser llamado hijo se es egoísta si no se ha planeado, y cuando se planea casi siempre es para beneficio propio.
Ser padre no es una oportunidad de renacer en otra piel.
La falta de consciencia es asesina del amor real y lo transforma en una necesidad; una necesidad de sentirse necesitado, de enmendar los errores propios en otro ser, de ahogar las frustraciones del pasado en su presente, de atarlo ciegamente y despacio, poco a poco, volverlo miserable.
No se es padre para no sentirse solo, la soledad y la miseria no se encuentran en el exterior.
No se es padre para sentirse completo ni para llenar un vacío, nadie es creador de vida para sentirse vivo.
No es sólo un nuevo trozo de vida ni es parte del propio ser a pesar de los lazos sanguíneos, no habrá nadie más de construir su camino porque un día él aprenderá a hacerlo por sí mismo, porque ser padre es aprender a cuidarlo y guiarlo sin interferir en su libertad.
No puede criar aquel que no conoce y reconoce su valor propio ni su libertad como individuo, no puede criar aquel que no corrija sus errores en sí mismo, pues no comprenderá que su hijo es también un individuo.
No se puede engendrar un hijo no deseado, o bien mal deseado.
No puede engendrar aquel que viva en la fantasía de que tendrá un ser indefenso eterno que dependa de él durante toda su vida.
Pero el ser humano pierde toda conciencia trayendo al otro a la miseria. Y éste a su vez lo mejor que podrá hacer será seguir el círculo vicioso del infeliz sistema de institución familiar, o volverse loco, o quitarse la vida.
Si existe esa figura de padre es un egoísmo subconsciente, siempre cegado por un falso amor que se fortalece con los años.
¿Tiene un hombre derecho a engendrar a un ser sólo para arruinar su vida? ¿Tiene derecho a atarlo, a pretender moldearlo a su modo?
Ningún ser pensante está obligado a engendrar y/o criar a otro por ningún motivo, mucho menos uno superfluo. Ni por soledad, ni por necesidad ni por frustración.
No debería ninguno de tener derecho a arruinar otra vida porque la propia no funcionó.
No hay obligación ni motivo o excusa alguna, ni por presión social ni por cliché.
No por presión social ni por biología; ninguna mujer está obligada a engendrar sólo por ser mujer. Ninguna está obligada a ser madre para encajar en sociedad, ni para ser respetada y/o amada. Ninguna mujer está incompleta si no es madre, no puede engendrar aquel que no conoce su valor propio.
El ser padre no debe ser un acto de egoísmo, el engendrar y/o criar debe ser un acto puro de amor real, conciencia, responsabilidad y respeto al ser ajeno, al individuo.
Si no se tiene la conciencia suficiente para respetar su individualidad, si no se tiene la responsabilidad de saber que no sólo es una vida aparte, sino también una mente aparte, entonces no existirá el respeto y el supuesto amor no será más que necesidad o necedad.
Habrá que pensarse dos veces y luego dos más antes de arruinar una vida, de sobre poblar de infelicidad el mundo, ¿no te parece?