Prosa


(...)Yo solía sentarme en mi cama a pensar. Buscaba inspiración para un nuevo juego y pensaba en mi familia del modo en que sólo un niño puede. Durante esa etapa de mi vida ese ejercicio se había vuelto más frecuente pues había más cosas en qué pensar, nuevas emociones y por supuesto extraños cambios físicos que mantenían mi mente ocupada.
Así en cierta ocasión, concentrada en este ejercicio alcancé, supongo un nivel de meditación en el cuál el hilo normal de pensamientos transmutó en una frase con algo de ritmo y profundidad que reflejaba mi estado anímico. Enseguida surgió otra frase con un ritmo similar y una rima (quizá no tan) accidental. Entonces busqué rápidamente dónde anotarla, como si instintivamente supiera que de no hacerlo ahora, ese estado en el que me encontraba se esfumaría llevándose consigo los versos que empezaban a amontonarse en mi mente buscando escapar en orden.
Cuando logré escribirlo y lo leí noté que era agradable de leer, que poseía un poco de armonía. No sabía que era capaz de escribir algo así por mi propia cuenta, por lo que me sentí orgullosa de mi logro, pero no lo suficiente como para mostrarlo porque hablaba de mis sentimientos más profundos, y yo no tenía a alguien con quién hablar de esas cosas. Pero descubrí que al escribir encontraba esa compañía que no tuve, y me sentía reconfortada después de hacerlo, así que busqué repetir la experiencia, y lo he hecho durante el resto de mi vida hasta hoy. (...)

Las hijas de Atenea
Cómo soltar a alguien
Un poco de locura y un poco funcional
Tropiezo
En 30 días
Repitiendo año 
Hexágono bizarro
Cadáver de mis ídolos
Por qué escribo
¿A qué te dedicas?
Los secretos de los jardines guardianes
Evitar una posible recaída
Sobre los niños
Maternidad imperfecta
La verdadera soledad
Parte I: El modo en que vuelas
Parte II: Rehabilitación
Moraleja
En mi libreta de notas
¿Quién va a creerlo?
Acechando
El mundo se mueve
Aishiteru
El mono para una roca
Shhh
Bachelorette*
Sin título
Otra aburrida tragedia romántica
Mirarte de cerca
Parafraseando
Los vestigios de la imposibilidad I
Los vestigios de la imposibilidad II
El límite
Rehenes somos
Tu azul
Disparo con la mente, mato con el corazón*
Vive aún
Callejero
La única vida
Poesía esquizofrénica
Sigue
Activista
Las hijas de Venus
A quien corresponda
Un chico
Quiero florecer!
Autobiografía
Miedo a ellos
Paranoia

No hay comentarios:

Publicar un comentario