5 mar 2018

Por qué escribo

Detente ahí 
El color blanco resulta ser el único sobre el que puedo escribir
Papel digital brillante y poco romántico, quédate aquí detrás de mis caprichos, o yo a merced de tu frialdad
Detén el tiempo, necesito llorar
Necesito un oído, un amigo, un abrazo. Un oído nada más
¿Puedo escribir aquí las historias escandalosas que ya no puedo callar?
Que nadie quiere escuchar
¿Puedo escribirte sin ser juzgada? No he asesinado a nadie, y si así fuera ¿no tengo derecho a hablar?
Detén el tiempo, tengo derecho a llorar

Siempre he tenido un amigo impasible esperándome
no brindas calor ni tienes oídos pero lo escrito no puede borrarse
Siempre he tenido este amigo que no ha de ignorarme
que sostiene un trozo de mi hasta que desvanece o llega alguien a reflejarse
Y como siempre regreso al comienzo
Tal como antes, sólo por un alguien todo valdrá la pena;
La soledad es una red de larga distancia

¿A qué te dedicas?

Soy productora de emociones positivas. No tengo diplomado, título, carrera trunca o siquiera cursos al respecto; de hecho me cuesta controlar mis propias emociones, lo cual a veces me mete en problemas. Pero esto no lo sabrás hasta que me conozcas, porque soy buena aparentando. Aparento ser tranquila, y en realidad lo soy. Pienso que todas las personas tranquilas tenemos un punto débil, esa fibra sensible que nos hace volátiles, que detona todo lo que nuestra pasividad tolera, pero no te asustes, no suelo ser violenta (creo).
Las sonrisas son garantía de que estoy haciendo un buen trabajo. Si fuera un empleo justamente remunerado comisionaría por sonrisa. Y no es que trabaje por dinero, pues la paga es humilde; es tan humilde que incomoda a mi familia y a mi situación personal. Quizá algún día tenga un empleo normal, pero quiero disfrutar de este mientras dure... Ojalá durara toda mi vida. Y es que producir emociones es un arte, o será que es el arte quien produce emociones. Mas no me malinterpretes, yo no soy artista.
Lo que hago se conoce comúnmente como industria del entretenimiento. A mi no me gusta llamarle así, no porque sea una denominación falsa, sino que el escuchar ese término te remite al ocio. Mi objetivo es que mi trabajo no sea puramente con fines de ocio; claro que debe entretener, pero debe ir mucho más allá; debe sembrar. Sembrar conocimiento, bienestar, excitación, recuerdos memorables, comienzos, finales, depuración, liberación, inspiración, catarsis si es posible, pero sobre todo amor, curiosidad e inquietud.
Creo estar cerca de lo que quiero, también creo seguir lejos. Mis herramientas de conmoción por ahora son seres vivos, y mi voz. Pero es la música donde siempre quiero estar.


Sobre mi empleo en el acuario; mi fugaz paso por la vida acuática.