12 nov 2018

Lo que soñé el 1 de septiembre

un juego con desconocidos sobre cosas de horror, es solo un juego pero es un poco inquietante
hay brujas (?), mujeres malas persiguiéndome a mi y a otra mujer, escapamos pero al final parece que ella no -o algo así-
hay maniquíes o figuras humanas de mujeres a tamaño real
tengo una pareja, otra vez un desconocido
pensé que era A pero es un chico opuesto a lo que él; es muy pulcro en su arreglo personal, un poco inocente y con apariencia adinerada. No se en dónde estoy
luego estoy afuera, algo pasa (yo soy testigo de ello, no lo recuerdo de momento) y el exterior se incendia, estamos rodeados de bosques, carreteras y unas vías de tren. el incendio es gigantesco y se extiende rápido, es una postal impresionante
logro cubrir mi rostro para no asfixiarme, una mujer desconocida cerca hace lo mismo, actúo rápido y vuelvo adentro (¿de dónde?) con él. Siento un cariño extraño hacia él, protector y un poco fraternal
pasan el incendio por las noticias, vuelvo a salir y hay hombres que pienso que llegaron a ayudar al fin, pero diviso que traen armas y empiezan a romper fuego contra todos. Nuevamente actúo rápido y logro escapar hacia adentro para alertar a los demás
intentan movilizarse pero es muy tarde, me arrincono junto a la ventana donde he observado el incendio antes y él llega hasta mi. quiero protegerlo pero él me protege, se sienta junto a mi y me rodea con sus brazos (quizá viste de blanco), los armados entran y rompen fuego sin más. Él hace de escudo humano conmigo y siento las balas sacudir violentamente su cuerpo que me cubre casi por completo contra la ventana. Mi corazón quiere albergar esperanzas de que viva pero mucha sangre suya empieza a bañarme y su cuerpo tiene ya el peso de la muerte. lo acribillan de más y su sangre es tanta que alcanza a bañarme la cara y entrar por mi boca, siento su sabor y es horroroso y demasiado triste pero una vez más actúo con astucia y me inmovilizo para fingir mi muerte aprovechando que su cuerpo me sigue ocultando
el hombre que lo asesinó se acerca a comprobar si estamos muertos, no respiro, él se va y yo despierto

Paranoia

¿Está todo el mundo realmente ignorándome
o solo están observándome con disimulo?

¿Dónde están mis emociones?

Por poco, muy poco y me lo pierdo. Llegar tarde se me ha vuelto una costumbre (no buena) también para ir a verlo. Al llegar y mientras pago mi entrada, escucho los tiernos y extremadamente simples versos de Mi bichito de luz, una de mis canciones nuevas favoritas, que aparece en el Disco de Otoño y que hice mía dedicándola a la persona que más amo y amaré. Me anuncian que el show va hacia la mitad, y subo las escaleras del Multiforo Alicia con la mágica predisposición a escucharlo, como tantas veces antes. Pero al entrar, me quedo desconcertada.

Fue el martes 28 de agosto de 2018 cuando Boom Boom Kid estaba cerrando su gira por México, la cual duró todo el mes. Me había perdido otra fecha cercana a mi cumpleaños, pero me reanimó el anuncio de esta última en formato acústico y oficialmente anunciado para grabarse como parte de la gira. Recordé la única vez que vi a Boom Boom Kid en ese formato y me esperaba algo similar, pero  me llevé una sorpresa desde el momento en que entré al recinto y encontré el salón acomodado como para una conferencia, con sillas enfiladas mirando hacia el escenario y mucha luz blanca. El público estaba plácidamente sentado, en respetuoso silencio y pocos bebían. Me senté discretamente en el asiento más próximo y continué asimilando ese particular formato. Miraba al público y no podía evitar extrañarme de ese ambiente, probablemente también debido a que mi ingreso fue a la mitad del show. Aún así logré adaptarme y disfrutar no sólo de sus cálidas canciones, sino también de esas anécdotas que por alguna razón se extendían e iban por las ramas, pero esto no parecía molestar demasiado al público, que escuchaba con interés y buen ánimo.
Hacia el final del show y para no perder la costumbre, nos sorprendió al bajar del escenario a la mitad de una canción con su guitarra en brazos y continuó recorriendo a pie los pasillos dejados entre hileras de sillas, por momentos cantándonos a los ojos y en otros improvisando frases como suele hacer en los clímax.
No fue el mejor de sus shows (seguramente no fue mejor que el anterior que dio ahí ese mismo mes) y tampoco fue el 'clásico' que ya todos conocemos y con que ahora se anuncia cada vez que viene, pero fue a su modo especial. Sin embargo me fui con una extraño sentimiento de insatisfacción, me sorprendí al no sentir la misma emoción que en otras ocasiones. Pensando en ello quise atribuirlo al formato planeado, a algún tipo de depresión en mi e incluso hasta llegué a pensar que ya "maduré" y no soy más ni seré la persona emocional y apasionada que solía ser. 
A pesar de la polémica que causa Boom Boom Kid al ya no ser lo que fue en Fun People ("Nekro ha muerto, viva Boom Boom Kid"), yo siempre me sentí atrapada por su música en cualquiera de sus formatos; no entendía el haberme sentido tan vacía e insensible respecto a ese último show y no fue la primera vez, la primera vez fue con otro músico que mucho admiro y de quien he hablado en este blog y me impactó tanto que tuve una suerte de depresión post trauma. Bueno, quizá exagero, siempre está esa voz dentro de mí, esa voz que a veces me recuerda a personas diferentes y esta vez me dice que no es nada, que yo simplemente maduré para dejar de ser fangirl. ¿Pero es que madurar tiene que ser así de mal? Porque yo no me sentí bien, yo extrañé la euforia, la emoción y el amor catártico que me produce la música en vivo. Pues bien, ha de ser la depresión de nuevo, que no me permite sentir. Pero ¿no es todo esto de los padecimientos emocionales una trampa?
 Por eso no descansé hasta encontrar la razón que más me pareciera y lo hice. Recordé que mi tiempo está corriendo y él, Carlitos Rodríguez tiene razón cuando te dice, cuando me dice, nos dice que dejes de seguirlo y hagas lo tuyo. Es tiempo de hacer mi propia música, de dejar a un lado la inseguridad, la decidia y la falta de disciplina, es tiempo de empezar a producir. Sé que eso no explica mi shock emocional pero sí explica mi depresión y pasividad ante una vida que está pasando frente a mis ojos.