28 feb 2017

Los secretos de los jardines guardianes

Hay raíces nuevas
hay hojas secas
Algo ha muerto
y algo nació

Yo creo en las sirenas
aunque no tengo dios
Mi dios es la Tierra,
El todo; eres tú, soy yo

Y creo en las hadas
Si me quedo aquí sentada
de pronto aparecerás a mis espaldas

Cuando la esperanza sea exhumada
¿qué es lo que queda?
Algún día volveré a verte a la cara
Cuando el cuerpo no me arda por lanzarse a tus ramas
Cuando mi alma esté descongelada
Recitaré un manifiesto de reproches
Un pergamino de disculpas
¿Por qué no creíste en mi?
¿Por qué no luché por ti?
La respuesta danza en la sucia sangre
de tus preciosas venas

21 feb 2017

Evitar una posible recaída

Con el universo hice un pacto, condicionada a vivir al servicio de otra vida y así aprender a cuidar de la mía. 
Armadura es mi piel, ya nadie recuerda lo que hay dentro. Pero hay algo en mí tan mío como esto que escribo, tan salvaje que al no conocerlo, me ha destruido. Ese algo que me impulsa a escribir para destinatarios anónimos y a mirar del modo en que miro. No es un don, le he llamado maldición, pero tampoco. Es quizá simplemente una manía, ¿sabes? probablemente algún tipo de adicción. Solía dejarme arrastrar por su marea hasta varar en algún lugar cualquiera; sola, herida y sedienta. Solía no importarme porque no conocía el amor. Usé esa palabra, me asusta un poco hacerlo ahora, soy precavida. 
Luego estaba él; príncipe, héroe o víctima, no lo sé. No estoy segura de quién rescató a quién, pero sé que desde sus entrañas aprendí a cuidarme y desde sus ojos aprendí a amar al espejo, mas ya no puedo acercarme. Quiero contarte que el origen de mis más tiernas pasiones está lo más lejos posible, porque así es como funciona la abstinencia. No me leas muy en serio porque sigo enferma, porque acaso todo esto que escribo es sólo el delirio de mis síntomas rehusándose a abandonarme, pero aún así quiero decirte. Quiero escribirte aquí y no a ti, por vergüenza y sensatez, que no eres el único ni el primero, como yo tampoco lo soy para ti, pero te quiero. Y quisiera ver tus lágrimas y llorar contigo, o reír que es lo mismo. Hay algo en tus manos, hay algo en tus ojos, en tu sonrisa, en tu voz y en tu andar que me recuerda a mí o a alguien que he sido, o a alguien que seré. Hay algo en tu pasado, tu presente y tu futuro, que resulta tan inspirador como un animal. Hay algo en tu homogeneidad que me obliga a seguir siendo centinela, pero esta vez también de ti. Que me orilla a retirar la armadura frente a tus ojos y exponer mis heridas, por minúsculas o grandes que sean. Hay un descanso en tu arena, encuentro una tregua. 
Y te quiero ver esperando por tu princesa, sé que tienes tiernas nubes con ella y eso también me apasiona, así que sólo quiero mirarte sin importar si el encanto se esfuma o echa raíces. Y espero volver a estar siempre aquí cuando lo necesites, cuidándote.

16 feb 2017

Fin (sobre los niños)

Lo que hay que hacer es 
defender 
proteger 
con nuestra vida y rabia a los niños

Lo que hay que hacer es 
ser una manada
Aprender 
del animal organizado

Madre, ¿por qué nos auto destruimos?
Nuestra era está llorando cadáveres
niños violados
niños mutilados
niños traumatizados
El porvenir está preñado de psicópatas
de asesinatos mutuos

¿Qué es lo que hay que hacer?
Es invisible
No es importante
Los niños son invisibles
Los niños no son importantes
Fin

14 feb 2017

Que nadie me apague la luz*

Como público, los mexicanos somos muy entregados; efusivos, amistosos, y en algunos casos empalagosos y acosadores. En lo personal siempre he intentado aterrizar a mis ídolos, aunque honestamente no he tenido mucho éxito. De cualquier forma considero que las primeras veces siempre son importantes, es por eso que escribo sobre la primera vez que vi a Daniel F.

De tres posibles fechas me decidí por la que resultó (o en mi ambición fanática eso creo) el show más fugaz de todos. Fugaz porque, no sé si la energía, la emoción o la rapidez de un show eléctrico, o quizá de nuevo mi percepción fanática, o factores desconocidos para mí lo hicieron parecer una presentación apresurada, que se me figuró un suspiro de unos 40 minutos, algo a lo que no estoy acostumbrada, incluso tratándose de bandas que suenan más veloz en vivo que en estudio. Insisto en quejarme, pero simplemente no puedo lamentarlo; estoy agradecida de sobra.


La introducción fue totalmente amena, con una selección de bandas que parecía haber sido planeada minuciosamente. Al evento llegaba público diverso y por momentos me sentía en un evento clandestino sin género, lo cual resultaba muy acogedor. Me encontraba en un buen sitio; frente al escenario hacia un costado, con las bocinas retumbando en mi oído, pero no me molestó. Pedí a una pareja que se encontraban a mi lado que me guardaran el lugar y salí un momento, desde ahí comenzó la cuenta regresiva a lo que la mayoría esperábamos.

A mi regreso se había acumulado mucha gente con respecto al modesto lugar, gran parte congregados frente al pequeño escenario cantaban al unísono con la última banda invitada. Afortunadamente tras dos o tres empujones logré recuperar mi sitio y terminando la última canción, la banda invitada dejó paso abierto a la leyenda peruana. Como ya mencioné antes yo me debato entre las mariposas en el estómago y la razón, así que no pude evitar sentir mis entrañas estrujarse cuando alcancé a ver desde mi lugar una gorra que anunciaba Leuzemia sobre un apelmazado pelo canoso. Y qué euforia... volví a tener 14 años en mi primer concierto de rock. El señor F intercambiaba palabras con algunos, sonreía y movía sus manos con nerviosismo intentando no apartar la mirada de los chicos que lo acompañarían tocando, quienes ya se acomodaban en su respectivo sitio. Yo empecé a perder de a poco la noción de mí misma (perdón, realmente es de las personas que más admiro en el mundo) cuando subió al escenario, y literalmente sentí que su presencia sobre esos 30 cm de tarima me empujaría a caer sobre mi espalda; me embriagó esa sensación de incredulidad al mirar por primera vez de frente a la persona que admiras. No me gusta tener que aclarar que esto me sucede igual con Roger Waters por ejemplo que con Daniel F; me parece es igual de shockeante, o puede que incluso más en algún modo personal. Así que contuve el aliento hasta que La caracola subterránea, que me había perseguido durante las últimas semanas previas a ese día, rompió la expectación de decenas de rostros alrededor con su "Por la luz de tus labios me podría ir muriendo...". A partir de allí todo es una mancha, o dos o tres, o como diría otro maestro "Una imagen en el aire de un pintor apresurado" *. Rock en vivo, en su más puro y sencillo estado.

Recuerdo y destaco haber bailado temas de los primeros álbumes de Leuzemia, y de la nada ser absorbida - invitada - por el pogo; recuerdo haber cantado Oirán tu voz, oirán nuestra voz como un himno; recuerdo al chico con cámara en mano pidiéndome prestado mi lugar para unas tomas. Recuerdo haber escuchado Yo pienso en tí, y cantarla con la cabeza apoyada en la bocina junto a mí; recuerdo El espejismo de los sentenciados tan breve, fugaz y ensoñadora que casi no fue interpretada. Recuerdo haber sido apuñalada por El hombre que no podía dejar de masturbarse; enterrada, velada, y enseguida resucitar como muerta viviente por una Demolición. Me sentí tan ridícula como suena, pero no me sentí sola gracias a esa descomunal magia al unísono de la música en vivo. A mi alrededor pasaba algo similar con algunos mientras que otros simplemente guardaban oído, respeto y atención. El shock me duró más de una semana y no es sino hasta después de dos que puedo intentar describirlo.
Después de hechizar a casi todos con su humilde encanto, acompañado de una calidad responsable y excelente por parte de los músicos de apoyo, Daniel bajó a regalar fotos y firmas. No perdí oportunidad de llevarme a casa el recuerdo más Feo del mundo, así que le pedí una foto conmigo. De entre cientos de cosas que por semanas pensé que le diría, al final la razón se conjugó con mi emoción para dar como resultado un simple "Gracias por venir. En verdad, muchas gracias."



** De la canción "Rock en vivo", del canta autor Rockdrigo Gonzalez.