21 feb 2017

Evitar una posible recaída

Con el universo hice un pacto, condicionada a vivir al servicio de otra vida y así aprender a cuidar de la mía. 
Armadura es mi piel, ya nadie recuerda lo que hay dentro. Pero hay algo en mí tan mío como esto que escribo, tan salvaje que al no conocerlo, me ha destruido. Ese algo que me impulsa a escribir para destinatarios anónimos y a mirar del modo en que miro. No es un don, le he llamado maldición, pero tampoco. Es quizá simplemente una manía, ¿sabes? probablemente algún tipo de adicción. Solía dejarme arrastrar por su marea hasta varar en algún lugar cualquiera; sola, herida y sedienta. Solía no importarme porque no conocía el amor. Usé esa palabra, me asusta un poco hacerlo ahora, soy precavida. 
Luego estaba él; príncipe, héroe o víctima, no lo sé. No estoy segura de quién rescató a quién, pero sé que desde sus entrañas aprendí a cuidarme y desde sus ojos aprendí a amar al espejo, mas ya no puedo acercarme. Quiero contarte que el origen de mis más tiernas pasiones está lo más lejos posible, porque así es como funciona la abstinencia. No me leas muy en serio porque sigo enferma, porque acaso todo esto que escribo es sólo el delirio de mis síntomas rehusándose a abandonarme, pero aún así quiero decirte. Quiero escribirte aquí y no a ti, por vergüenza y sensatez, que no eres el único ni el primero, como yo tampoco lo soy para ti, pero te quiero. Y quisiera ver tus lágrimas y llorar contigo, o reír que es lo mismo. Hay algo en tus manos, hay algo en tus ojos, en tu sonrisa, en tu voz y en tu andar que me recuerda a mí o a alguien que he sido, o a alguien que seré. Hay algo en tu pasado, tu presente y tu futuro, que resulta tan inspirador como un animal. Hay algo en tu homogeneidad que me obliga a seguir siendo centinela, pero esta vez también de ti. Que me orilla a retirar la armadura frente a tus ojos y exponer mis heridas, por minúsculas o grandes que sean. Hay un descanso en tu arena, encuentro una tregua. 
Y te quiero ver esperando por tu princesa, sé que tienes tiernas nubes con ella y eso también me apasiona, así que sólo quiero mirarte sin importar si el encanto se esfuma o echa raíces. Y espero volver a estar siempre aquí cuando lo necesites, cuidándote.

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