1 oct 2018

Otra carta a una amistad


Invariablemente estar en el uta bar, o 'la uta' como tú le llamabas me hace recordarte. Cada vez que camino por fuera del paranoid (porque no he vuelto a entrar) recuerdo cuando nos embriagamos juntas y terminamos diciendo estupideces que nos partían de risa; y me doy cuenta que es de los mejores momentos que tengo con alguien.
Pero otro día, también bajo efectos del alcohol en Donceles, el ambiente y la música me trajo una fuerte nostalgia que me hizo hablar de ti otra vez. La persona que estaba conmigo me dijo algo como "Por eso no debes de confiar todo a una persona, siempre debes guardar algo para ti". ¿Puedes creerlo?  Tú sabes dónde oí esas palabras antes. Quisiste enseñarme a no ser como era para que nadie me hiciera daño, a "guardar algo para mí misma" para no perderlo todo. Y tenías razón pero nunca lo entendí. Así que ese día, mareada en la terraza quise llorar, no sé si de nostalgia o de incomprensión y soledad, porque el exceso de soledad, como el exceso de compañía cansa.

Hoy leí algo que escribí para ti en Facebook hace tres años y me di cuenta de que pensaba que era una amistad perfecta, porque era la única que tenía. No era perfecta y lo sabes, había sentimientos negativos no tratados que al final produjeron la molestia o el hartazgo que nos impulsó a alejarnos; nos incomprendimos. Y crecimos ¿no? Así como crecí junto a ti, lo hice cuando te fuiste; no de inmediato, no tan literalmente, pero tanto que ahora puedo deconstruir nuestra relación para entender lo que de momento no entendí ni tuve interés. Pienso en ti y deseo que tú también, porque sé que al igual que yo has sufrido por amor y por amistad. Espero que tengas resuelto todo lo que no te permitía avanzar o sonreír, gracias al amor propio que siempre supiste que tenías. Ya no importa que no te vea, probablemente nos encontremos de nuevo. Y te vuelvo a desear feliz cumpleaños me leas o no, porque siempre fuiste la amistad más funcional, duradera y bonita que pude hasta ahora tener.

A Ma belle