10 jul 2018

Gracias por no estar de acuerdo

No soy tu enemiga; resulta que disparo letras al aire y éstas se extravían a veces, o a veces caen justo en el interior de alguien. Mas en persona disparo silencios.

Juro que no soy violenta; mis letras son salvajes en contraste con la ternura y pasividad que proyecto, me justifico y complemento.
La vida, el universo me golpea y estimula con tal pasión que pretendo responder del mismo modo, ofrendando ideas emocionadas pero etéreas

Si te ha herido algo de esto, quisiera decir que si pero no lo lamento. Estoy alcanzando mi objetivo humildemente y no morirás por ello.
Todas mis ideas se encausan hacia el amor, la libertad y el respeto. ¿Te hieren mis ideales o es la fiereza con que los defiendo?
Encontré el sentido de mi vida. Siempre quise ser escuchada y leída; es un halago ser una molestia como lo es ser un ejemplo. Tu evaluación me es indistinta mientras me tomes en cuenta.

Quisiera decir que no, pero si necesito atención y reconocimiento, mas nunca ser algo ajeno a mí misma. No soy traidora, todo tiene un fundamento.
Así que descuida,  tal vez mañana no me recordarás.

5 jul 2018

El triunfo electoral de AMLO; la tierra que se divisa en el horizonte.

Hace apenas tres meses me encontraba profundamente decepcionada de los mexicanos; nihilista veía a mi alrededor gente egoísta y sin empatía que no eran capaces siquiera de ceder un asiento en el metro a quien lo necesita, por no mencionar las manifestaciones más vergonzosas y hasta terribles.
Obnubilada por tanto ego y violencia empecé a perder también la motivación personal; "¿Qué sentido tiene luchar por gente que no merece?". La frustración comenzaba a dar paso a una depresión hasta que empezaron las campañas electorales. Encontré en el tema una distracción (quizá remotamente una esperanza) e incluso una diversión.
Ahí estaba el polémico señor López Obrador contra unos cuantos payasos como en sexenios anteriores, perseverando. Y yo que nunca lo he metido en el mismo costal que a los otros políticos, (salvo cuando tenía 13 años y sólo pensaba en música) me posicioné sin dudarlo en la defensa de una persona trabajadora y humilde que conoce cada rincón de la república mexicana, y quien ha sido víctima junto con el pueblo de fraudes en sus candidaturas. Y ahí estaba yo, entre la oscuridad de la decepción gastando mis últimas energías, tal vez depositando mi última esperanza en ¿la persona equivocada?
Dicen que es de mala educación hablar de política en la mesa. Yo pienso que la política es la cúspide de una conversación; hablar de política es sin duda una forma efectiva de conocer profundamente a una persona. Y en época de elecciones he podido admirarme de cómo todos se quitan la máscara. En época de elecciones puedes advertir quién es culto, quién es ignorante, quién es borrego, quién es inteligente, quién es agresivo, quién es apático, quién es ingenuo, quién es ególatra, quién es humilde, quién es solidario, quién es noble, quién es egoísta... etc. tan sólo con escuchar sus opiniones, la forma en que se expresan y la actitud que toman frente al tema. También hay una idea muy circulada por redes sociales que te invita a no perder amistades por diferencias ideológicas y/o políticas y yo me pregunto ¿por qué no? Los buenos amigos son amigos porque ven el mundo de un modo similar, se comprenden entre sí. Yo no quiero ser amiga de una persona tóxica, clasista, que discrimina, que se siente superior. Tampoco quiero ser amiga de una persona que, en su necedad traiciona sus propios ideales sin darse cuenta, ¿qué clase de lealtad me espera de alguien así?
Tampoco creo tener la razón completamente en lo que digo, pero gracias al fenómeno de desnudez ideológica y moral que descubrí durante las elecciones de este año pude, además de reconocer personas tóxicas en mi entorno, empezar a recuperar la esperanza en la gente de mi país.
Finalmente y después de mucho "pelear", AMLO ganó las elecciones presidenciales con un histórico porcentaje aproximado de % 53 y una alta participación ciudadana aún a pesar de que muchos se quedaron sin oportunidad para votar en las casillas especiales. Hubo algunas irregularidades y desesperados atentados para sabotear la práctica democrática, pero el hartazgo del pueblo fue más grande y nos llevó a movilizarnos. Es extraño que se nos permitiera, considerando el poder que aún tiene el gobierno fascista, y tampoco quiero considerarlo una victoria aún (la victoria del primer paso por supuesto), pues no es sensato bajar la guardia pero si de algo estoy segura es de que el 1 de julio de 2018 se marcó una huella histórica en México con un peso tan grande que cualquier cosa, CUALQUIER COSA que suceda a continuación va a quedar registrada y ser rememorada para siempre.
El domingo pasado miré conmoverse al futuro presidente en su discurso frente a miles de personas en la plancha del Zócalo, con su esposa llorando a un lado. Lo llaman dictador los burgueses (o los que se sienten de esa clase) y lo llaman dictador con máscara algunos anarquistas y socialistas. Ellos no son capaces de ver la conmoción en su rostro, la sinceridad en su palabra y las lágrimas que lo respaldan, provenientes de una de las mujeres más admirables del país. No logran ver a la gente humilde con lágrimas en los ojos y el corazón en la boca gritando "No estás solo". No lo ven porque si vieran esa escena sabrían que en ella no cabe un dictador. Esto me hizo sentir, entre emotivos escalofríos y sensación de irrealidad, que no deposité mi esperanza en la persona equivocada. Admitirlo es quizá un riesgo para mi criterio y credibilidad pero lo asumo; juzgo a una persona por su corazón. No por el conjunto de músculo, sangre, venas y arterias, sino por su estereotipo romántico; la sensibilidad y el valor humano. 
Solía pensar cuando era adolescente (aunque lo apoyaba, tenía mis reservas) que un político no puede tener valor humano, pero al adentrarme a conocer mejor la vida y carrera de López Obrador me quedé sorprendida. Mas nada me marcó tanto como escucharlo hablar. Sí, así como suena con todo y su hablar "torpe" y pausado. Y no me refiero a escucharlo hablar en los debates electorales ni acorralado en una mesa redonda, sino escuchar sus entrevistas tanto antiguas como actuales y descubrir que se ha convertido en una persona que habla con sencillez, seguridad y sabiduría.
Aunque tengo que ser honesta, mi curiosidad hacia él también estuvo fundamentada en las personas que le apoyan y los que le rodean, empezando por la admirable Beatriz Gutiérrez Mueller y aterrizando en su buena relación y respaldo con el canta autor cubano Silvio Rodríguez; emblema de la trova, activista revolucionario y de nobleza inmensurable, quien ha externado por medio de una entrada en su blog, su completo apoyo y confianza hacia AMLO así como su fe en la probabilidad de que traiga algo de luz a nuestras condiciones como nación. Así es como mi parte música me obliga a mantener este fundamento.


Obviamente soy una persona apasionada y romántica. Pondría mis manos al fuego por Silvio, por Andrés Manuel y por muchos más hasta que me hayan decepcionado. Entre líneas e indirectas me han llamado fanática por ello; yo no considero eso fanatismo, pues el fanatismo es una lealtad enfermiza que no da cabida a la decepción.
Así que estoy de nuevo soñando travesuras*, con mucho que decir y defender. ¡Lo hicimos! Y lo seguiremos haciendo. Sólo espero y deseo que los incrédulos no se inmovilicen, que no tarden en darse cuenta de que este respiro es una oportunidad, que podría ser la ayuda que necesitamos para llegar hasta la tierra en la que queremos naufragar. Nos guste o no, AMLO nos ayudó a despertar.